martes, 10 de abril de 2018

Nos vamos de celebración


Eran días de continuos descubrimientos musicales aquellos inicios del ya lamentablemente extinto festival de jazz de nuestra ciudad. En sus primeras ediciones se concentraban en tres jornadas todas las posibilidadesde deleitarnos con grandes músicos de calado internacional que se dejaban caer por un Cervantes que aún no había tocado fondo y vuelto a resurgir.
Ese 1987 fue el mismo en que un bluesman de faz demoniaca llamado Albert Collins nos dejó con la boca abierta saliendo hasta El Paseo guitarra en ristre. Pero un par de días antes dos sencillos guitarristas nos ‘volaron la cabeza’ a más de uno en las butacas de nuestro querido teatro.
Esa  noche yoiba con la intención de disfrutar del guitarrista de moda en el jazz-rock, John Scofield, pero me di de bruces con una sorpresa y que la música te pille desprevenido es una de las sensaciones mássatisfactorias de la vida del melómano. Y ocurrió con Eduardo Niebla y Antonio Forcione, unos músicos desconocidos para un aficionado al jazz de provincias. Armados solo con dos guitarras acústicas esa pareja me iban a dejar tan impresionado que el concierto de Scofield me supo a poco.
Recuerdo con claridad el prístino sonido que sacaban de esas doce cuerdas, que no solo usaban como guitarras, sino también como bajos o instrumentosde percusión, aderezando algunas interpretaciones con suaves sonidos sintetizados que, en su justa medida, daban un toque más mágico. Por momentos mehacían recordar al mejor Django y en otros se escoraban hacia los sonidos flamencos o la fusión con otras músicas étnicas, todo ello puesto al servicio de una elaborada técnica, dominio de la improvisación y una complicidad sorprendente entre ambos.
Vivamos en una Almería culturalmente muy  aislada y para encontrar su último L.P., una joya llamada “Celebration”, aproveché una estancia en la capitalrecorriendo algunas tiendashasta que lo pesqué en Ríos Rosas.La cafetería Gladys programó algún que otro conciertoy pocos años después repitieron allí, pero desde entonces no hemos tenido la suerte de volver a acogerlos. Hoy en día no continúan como dúo, aunque permanecen en activo con interesantes carreras.
De ese último concierto mi buen amigo Jose María encontró no hace mucho el pequeño programa de mano y, como si hechicería telepática se tratase, días después le sorprendí yo desde Candil con el especial dedicado a este disco.
Sicierro los ojos y pienso en esos días de mocedad jazzística siempre me viene a la cabeza una de las composiciones másmíticas de esta pareja: ‘For Vic’. Y escuchar esa canciónsí que es una auténtica celebración.

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